Confusa

Sus cachetes enrojecidos por el frío y un deseo profundo de enterrar su pasado en un pozo muy profundo eran lo que caracterizaba a esa mujer de cabellos rojos desprolijos.

Esa bella dama no debería haber tenido más de cuarenta años cuando sintió que sus desafíos estaban atados a una persona con sueños cuadrados y con una sonrisa llena de falsedad.

Como pudo, desató esos cordeles represores. No es por nada, pero las marcas que le dejaron aún se siguen notando a pesar de que el tiempo ha pasado de forma muy lenta.

Durante los primeros tiempos, ella se lanzó en paracaídas; también caminó con los pies descalzos sobre el frío y se llenó de calor acercándose demasiado al sol. Obviamente que tuvo temor, pero ya había experimentado la clemencia en días de rezos profundos junto a su “protector”.

Después de muchos años se la ve sonriendo por las playas, mientras le da de comer a las gaviotas. Parece algo extraño para ella, ya que en muchas oportunidades solo podía sonreír con una broma estúpida o con solo observar un ramo de rosas en un jarrón ajeno.

Aunque llevo varios días observándola y me siento atraído por su belleza. Debo reconocer que ella aún juega con los cordeles del pasado y se persigna cuando ese hombre del ayer la mira. No es ilógico pensar en un futuro sonriente, pero el temor queda guardado en una caja de ahorro que es manipulada por un señor que no tiene sueños…Ni alegrías propias.

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