Entre brujas y silencios

Imaginando un mundo mejor, me sumerjo entre la aristocracia de una señora que me mira con cautela y una bruja sonriente que despierta mi curiosidad. No solo he gastado las horas observando lo que sucede entre esas dos mujeres: también siento una extraña atracción por la dama de tacos altos.

Desde el más allá, un señor se abraza a mi dolor y soñamos con un mundo lleno de emociones sinceras. Él no cree que eso suceda, pero por ahora he preferido quedarme en el silencio sepulcral de dos hombres que se comunican a través de imágenes teñidas de infidelidad.

Estoy pensando que últimamente ando distraído. La bruja, entonces, decide gritarme muy fuerte al oído: quiere que le regale un corazón bondadoso y un par de monedas brillantes. Por otro lado, la mujer que luce un vestido importado de Venus me dice qué dieta debo comenzar.

Aunque parezca que hoy nadie se llenará de empatía, un perro que ha caminado con una pata cortada me induce a terminar enviando mensajes de hidalguía… y en ese eco descubro que todavía queda espacio para la ternura.

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