La sinfonía de una noche llena de misterios nos va atrapando hasta dejarnos sin respiración. Aunque sea demasiado tarde para sentir lo que sucede en el corazón de una dama melancólica, he decidido navegar por aguas completamente oscuras.
Desde lejos podríamos decir que lo inimaginable aún puede suceder. Pero ¿quién se anima a retroceder las agujas de un reloj, si lo que menos tenemos es tiempo?
Nuevamente, un silencio que no condice con los deseos y una telaraña que se teje de forma desordenada nos advierten que la luna se ha vestido de verde e intenta besar a Júpiter. ¿Quién no soñó alguna vez con ser Júpiter o con acariciarle el rostro a la luna?
Cierro los ojos para no seguir pensando en esa sirena que se ocultaba entre los corales y en la tristeza de un cardumen de peces. Porque, para un tiburón, aunque pasen los años, todavía existe el sueño de ser feliz, jugando a sonreír en esa oscuridad envolvente.