Acá estoy

Los refugios donde sabia guarecerme de las pesadillas están siendo muy precarios. Solo veo decadencia y mucha gente haciéndose daño. Será imposible ser sentimental en estos días extraños. Ya que solamente veo hombres vestidos de codicias y mujeres maquilladas de malvadas.

Les pedí encarecidamente que no me buscaran. Mi alma está muy deteriorada por los colapsos del tiempo y por decisiones que no fueron acertadas, pero no. Ellos insisten en provocar mi ira y mis últimos días de beneficencia.

Aunque intento quedarme en la quietud, no puedo controlar la dosis de temperamento ancestral que guardo en mi mochila de viaje. Sé fehacientemente que no podré esconderla por mucho tiempo. La gente sin escrupulosos sigue golpeando  la puerta de mi habitación y no voy a poder controlarme.

Espero que la noche logre apaciguar mi melancolía y que ese animal que está roncando esté atento por si llegan los malvados a fastidiarme. Ya no quiero sorpresas; demasiado tengo con saber que en cualquier momento puedo cerrar los ojos para no volver a despegarlos.

No es que sea trágico y falta de carácter, tan solo que me canse de observar como siguen provocando al tiburón con un arpón lleno de ignorancia. Sepan que he podido nadar en mares llenos de sangre y no me importa si mañana los cielos llenos de estrellas que tanto prometen siguen nublados. Porque yo soy el dueño de mis decisiones, y sé a quién voy a entregar mis días de aprendizaje .

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