Ahora

Trato de soltar las amarras para largarme al vacío. Aunque el viaje parece aterrador, no creo que sea más hostigador de lo que estoy sintiendo en este momento.

Millones de cerebros contaminados por la avaricia se abalanzan sobre un pedazo de carne podrida tratando de sacarse una foto con las moscas. No puedo soportar mucho tiempo observando todo eso. Tampoco puedo imaginar de qué color serán los ojos de esos borregos alimentados por un pastor corrompido.

Llevo más de una hora intentando encontrar una estabilidad emocional que me permita tomar una decisión. Situación complicada, ya que desde un monitor hay alguien que recibe mucho dinero por sonreír. Él me comenta que debo elegir para mi futuro y que debo comer dátiles envueltos en acelga.

Mientras las venas de mi brazo izquierdo se van reventando por la presión de un par de asnos atormentados. Un señor vestido con traje de ejecutivo me muestra una colección de autos oxidados. No creo que la sangre que está brotando de mi mano le pueda llegar a interesar a la señora vestida de negro. A ella solo le importa pintarse las uñas con flores de cactus y depilarse las cejas con cera de abejas tuertas, para no sentirse una vieja.

Ya no hay más dudas, tampoco malas decisiones. En este momento voy cayendo en picada; sin siquiera sentir algo de miedo. Ahora ya no se sienten las voces de los fanáticos, tampoco el ensordecedor discurso de los que buscan protagonismo, montándose a un caballo sin cabeza.

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1 comentario en “Ahora”

  1. Nos urge un cambio a la superficialidad y la avaricia de la sociedad contemporánea, al mismo tiempo explorar la lucha interna del individuo por encontrar su propio camino en medio del caos. La prosa es intensa y llena de imágenes evocadoras, lo que permite al lector sentir la angustia y el anhelo del narrador por un cambio significativo.

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