Bajo un cielo controvertido de febrero, dos pájaros totalmente extraviados se posaron en el árbol del ciruelo de un señor barrigón.
Al principio se miraron de forma muy desconfiada. Ni siquiera la brisa sur que les acariciaba sus plumas los hacía sonreír. Es más, uno de los pájaros se había puesto de espalda a su recién conocido. Solo giraba el cuello mirando al otro con desacierto cada vez que el viento le movía la rama donde estaba posado.
Con el transcurso de los minutos, esa tensa calma pudo ser cortada con un «¿Hola, cómo estás?». El pájaro de colores llamativos solo contestó: «¡Estoy bien, gracias!
Las intenciones de diálogo del pájaro de color uniforme y que en su cabeza llevaba una gorra de color amarillo se habían ido con esa brisa sur que estaba incrementándose.
Durante muchos años esos pájaros se encontraban en ese árbol. No era porque les quedara cómodo, o porque la belleza de la flor del ciruelo los motivara al encuentro. Solamente llegaban hasta ahí buscando un rumbo que habían perdido de hace rato.
Pasaron miles de situaciones en la cima de ese árbol frondoso, pero ellos nunca podían acercarse. Ni siquiera a convidarse una semilla de girasol, mucho menos un consejo de vida, para poder superar esa sensación de angustia que los dos cargaban.
Tal vez fue culpa de unos cuervos que maltrataron al pájaro de gorra amarilla, lo que acercó al pájaro vistoso a una charla más profunda. Este último había podido contemplar el dolor que estaba sufriendo su «compañero» de árbol y con un tono muy suave le dijo: «¿Estás bien?».
Ese fue el principio de un encuentro que sigue tan cambiante como la brisa del sur. De a ratos se observan con desconfianza y por momentos se ríen a carcajadas. Ellos no es que hayan encontrado el rumbo extraviado y salieron a gritarle al mundo que son felices. Solamente son compañeros de ese ciruelo que es empujado por la brisa del sur. Árbol que seguirá siendo testigo de una relación que no tiene nombre, pero que en algún momento puede llamarse… Compinches pasionales de una vida llena de colores.