Es probable que nunca la conozca. Creo que es necesario que así suceda. No es que sea un maldito estúpido que le escapa a la belleza. Solamente son los días de quietud los que me alejan de destinos lejanos.
Nunca he creído en el amor que viene en envases de hojalatas, ya que siempre las fechas de vencimientos de esos productos son adulteradas por los sabios de la infidelidad. Por eso prefiero ser abatido por las voces de alguien que dice tener amor en el corazón y sinceridad en el bolsillo izquierdo.
Aunque la señorita me haya seducido con su magia que la caracteriza, está claro que no es su intención que eso suceda; tampoco debe estar enterada de que ella me ha provocado sentimientos profundos. Tan solo me había desentendido con la realidad por un rato y había comenzado a buscar piedras preciosas en el fondo del Mediterráneo.
Seguramente que al anochecer la confunda con alguna flor esplendorosa que está en mi patio. No es algo que este sucediendo de forma constante en mi vida, pero disfruto de las personas de sentimientos hermosos al final del día.
Mientras sigo mirando el cielo para encontrar repuestas, ella seguirá leyendo letras que le fortalecen el corazón. Intentare no ser molesto con esa hermosa mujer. Ya que seguiré pensando que rumbo puedo tomar. Aunque suene bastante extraño, desde hace bastante tiempo que estoy refugiando en la oscuridad. No es un lugar agradable para los sentimentales, pero sí propicio para observar una sirena hermosa que surca los mares plateados de un continente añejo.