Lejos

Enceguecidos por el poder, siguen marchando a favor de la muerte. No creo que sus palabras vayan a destilar humildad. En ellos solo podemos escuchar frivolidades compradas con un par de medias agujereadas.

No les tuve miedo de pequeño. Ahora de viejo, solo me causan repugnancia y malestar estomacal. No es que sea sensible, es que el olor a gente impúdica me produce esa sensación.

Verlos así vestidos me hace pensar en esas hienas hambrientas que andan buscando carroñas. No hay nada más impúdico que observar gente glamurosa apoderándose del dinero fácil y del alma de los indefensos.

Sus palabras, armadas por personas que solo necesitan dinero para poder mostrarse poderosos. Los convierte en analfabetos. Ya que solo aprendieron a sumar números que aumentan el valor en sus propios bolsillos.

Nunca podré olvidar las lágrimas de una madre, que le arrebataron su propia sangre y los dolores profundos de no tener más a su hijo… Porque ellos nunca serán personas… Ellos serán animales detestables por el resto de sus vidas.

No me busquen, no me encuentren. Déjenme olvidado arriba de una glicina florecida. No es que me quiera morir en este momento. Hoy deseo sentirme silencioso y lejos de las voces corrompidas.

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