Margaritas desesperadas

Cuantas margaritas deberán juntar esas mujeres que se escaparon en una noche de descontrol, mientras sus maridos jugaban a ser felices en un suburbio lleno de recuerdos.

Parece un cuento terrorífico de un loco desquiciado, pero la desconsideración de uno de los hombres había transformado a la señorita de lentes. Es la misma que nunca quiso casamiento y ahora desea una fiesta llena de platos exóticos.

No sabría decirles lo que sucedió exactamente esa noche. Es probable que la que le pinta mariposas al arco iris se haya acordado de sus lugares de aventuras, y junto a la chica que no quiere a las bodas, se emborracharon para pedirles disculpas a la vida.

También puede haber pasado que conocieron los ritmos candentes de una ciudad que respira un cierto liberalismo afrodisiaco. Eso puede ser trágico para el amor. Ya que la noche sin tabúes tiene un arma cargada para aniquilar a la ternura.

Cierro los ojos por cinco segundos. Cuando los abro, solo veo una sola margarita. No sé qué podrá suceder ahora. No han quedado demasiadas flores para pedirle perdón a la fidelidad… Tampoco para esa mujer que está sepultada en los lamentos.

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