Hay nuevos pasos sobre la arena fría. Encima, las nubes se deforman para ser aceptadas por los cambios climáticos. No sé dónde estoy, tampoco quiero saber a dónde ir. Mis ideas se estampan sobre una puerta de vidrio tratando de lograr penetrar la cabeza de una gallina mestiza.
No tengo servidores, ni almas llenas de caridad que entiendan lo que está sucediendo sobre la tierra arcillosa. Solo hay un hombre lleno de estiércol tratando de salvar a una señora llena de harapos. Él ha preferido ser un suicida, ya que no quiere identificarse con los oportunistas.
Una mujer me dice entre llantos que está cansada de la respiración de su marido, pero por la mañana le prendió velas blancas al monumento que le ha hecho en la cocina. No creo que me esté mintiendo; es probable que su espíritu esté confundido por tanta miseria.
La bailarina que desafiaba la luna; ahora, junta tapas de color azul para llenarse el estómago de amor… Hasta las sanguijuelas se ven tentadas por esa situación. Hubiera preferido que ella camine holgadamente sobre un camino lleno de pétalos negros.
Semejantes ilustraciones que están ocurriendo en este momento… Ni siquiera al mejor pintor surrealista se le podría haber ocurrido crear lo que estoy observando. Es una paloma vestida de enfermera, la cual le lleva medicina a un rinoceronte viejo en el monopatín eléctrico de su padre. Ella usa una máscara de la mujer maravilla para que nadie la reconozca.
Ha pasado más de dos semanas que sigo acá en la arena fría. Ya es de noche y los huesos del pie derecho han comenzado a dolerme. No creo que pueda seguir más tiempo en este lugar. Iré a buscarte… Llenaré todo tu mundo cruel con crema y frutilla, porque si queremos salir de acá, debemos tener dulzura en los labios.