Vengadores

 

En un mundo convulsionado por el protagonismo. Unas señoritas vestidas de blanco le prenden velas a los muertos que ellas mismas asesinaron. No deseo verlas en la hoguera, no es mi tarea y tampoco mi decisión, pero algo de crueldad deberían cargar en sus hombros. De lo contrario, seguiremos navegando por el río contaminado por los disolutos.

Un señor de barba me pide fuego para encender el mundo. Asegura conocer donde viven las señoritas delictivas. El quiere tomar venganza con sus propias manos. Decisión muy apresurada, ya que él no puede caminar y yo me olvidé el encendedor en la última fogata.

Por unos minutos nos estuvimos observando con ese “humilde servidor”. Él me había pedido fuego y yo ahora lo miraba pensando en su idea demencial. Por un momento estuve en dudas, ya que no sabía si comerle el pedazo de pizza que tenía en su plato o decirle que es imposible lograr a través de su decisión…Mejorar nuestro planeta.

Ni siquiera tuve tiempo en decirle alguna palabra. Detrás de nosotros había cuatro mujeres con sombreros y vestidos de color blanco. Las cuales nos dijeron: ¿Los señores se pueden retirar o todavía siguen creyendo que el cielo es el lugar donde descansan los vengadores?

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