Las flores de mi patio se ríen de las ocurrencias que tiene el sol. Es muy cómico observarlo vestido con una sunga de animal print y un sombrero blanco de seda. Sí, hasta el pájaro carpintero se ha tentado.
Han pasado cinco días desde que la luna se fue a ordenar el tránsito. Aunque parezca algo extraño para la iguana renga. Nadie ha podido ocultar su felicidad desde que ella ha partido. Todos están cansados de los chismes de la lunática.
La luna, por su parte, ha sido muy pudorosa. Ha preferido irse vestida con un vestido de color amarillo. No quiere que nadie se le sobrepase. Su alma no puede contaminarse con locuras, mucho menos con pecados de liquidación.
Mientras que las flores siguen desencajadas por las actitudes del rey Sol. Un opulento orangután está desafiando al tiempo con una raqueta de tenis. No creo que le pueda hacer daño, pero tal vez pueda convencerse de que mañana puede estar muerto.
La simetría perfecta que tiene la luna con el sol tal vez nunca pueda ser modificada. Ya que el sol nació para divertir a las flores y la luna para vociferar comentarios en las reuniones de amigas. Lo que nadie se ha dado cuenta… Es que ellos se esconden en el fondo del mar para reírse de los animales que acumulan billetes de color verde en la ropa íntima de una jirafa en celos.