Caminando.

Voy deambulando en una noche fresca, no sé si el camino que se aproxima me pueda llevar hacia un sitio seguro. A los lejos siento que dos personas discuten, no sé qué habrá pasado, tampoco quiero acercarme mucho. Demasiado he cargado en mi bolso como para andar agregando una discusión ajena.

Por un momento ha vuelto nuevamente el silencio, con él también han regresado las nostalgias, tampoco quiero culpar al viento que sopla de forma constante, pero estas lágrimas que han comenzado a caer sobre mi rostro, han comenzado a molestarme.

Muchos han prometido llevarme a un lugar donde puedo comprarme un cielo, y también algunas ideas para que sea feliz. Poco han entendido de los que les he dicho, ya que prefiero caminar de forma solitaria saludando a las personas que siento afecto, y desayunar un té caliente; mientras observo los pétalos a las rosas.

Sigo caminando un poco más, ahora puedo percibir la voz de una mujer que me pide que no la deje sola. Cierro los ojos, y la escucho unos minutos, pareciera que ella tiene muchos problemas, por hoy será imposible que yo pueda ayudarle; ya que se me ha perdido la última gota de bondad que tenía guardada en el frasco de conservas.

De pronto me encuentro con un señor que se queja de su mano derecha. Me comenta furioso; que esa mano es inútil, que le ha hecho perder dinero, y que no tendrá reparo en tomar una sierra y cortarla. También acota que su mano izquierda le ha permitido tener poder, y que gracias a esa mano fabulosa, ha podido engañar a su señora con una mujer voluptuosa. No quise decirle que era patético, porque sería un halago muy grande para alguien que va a sufrir un dolor agudo; cuando se entere de que su mujer se acuesta con un diestro.

Paranoias de la vida, personas que buscan tener popularidad dentro de un balde de plástico. Señoras y señores que dinamitan los cerebros ajenos pensando que hacen felices al prójimo. Me he detenido, camino hacia la oscuridad de un bosque de álamos buscando paz.

Necesito estar tranquilo, ya que debo aprender que las flores de colores no son para que luzcan en el florero que me han regalado. Tengo la necesidad de retirarme de este círculo que me tiene atrapado, sé que ya no soy el mismo, hoy prefiero estar en silencio, antes de tener que rogarle a las gallinas flacas, por que según ellas…Son expertas en el amor. 

Compartir
Compartir
Compartir
Compartir

3 comentarios en “Caminando.”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *