Calesita.

La calesita ha comenzado a girar, una señorita vestida con zapatos de payasos ha dejado de sonreírme, pero eso ya no me sorprende. Si hasta las más dulces de las mandarinas; en algunas ocasiones terminan siendo ácidas.
Intento bajarme, me siento abrumado. Esto de dar tantas vueltas girando arriba de un caballito de madera para agradarles a ciertas personas, nunca fue mi estilo.

Desde un parlante oxidado que está colocado arriba de un poste de luz, me avisan que el desinterés ha ganado por goleada, y que los incrédulos ahora comenzaron a rezarle a una piedra. ¡Qué locura! Con lo hermoso que es darle unas monedas a la fuente de la felicidad para que nos cumpla los deseos.

Hay una muchacha vestida de rojo que me está observando de manera despectiva, pareciera que ella no se dio cuenta de que el gorro que lleva en su cabeza, huele a resentimiento, y también a tristeza.

La verdad que este lugar ya perdió su magia. Por lo tanto he decido marcharme, en la salida me dieron de regalo un osito de peluche con un agujero en la panza, y un número para un sorteo de navidad. Que personas tan bondadosas, o tan malvadas. Ya que el primer premio dice, “Una vuelta en el reno astudo de ojos celestes”

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2 comentarios en “Calesita.”

  1. Muy buenos siempre Marce. Entre lo real y abstracto , entre la ilusión y la añoranza y varios sentimientos conjugados en esta locura linda de vivir en presente sin dejar ir nuestro hermoso pasado, espectantes del futuro por venir

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