Casualidad

¿Casual, o Causal?, pregunta que se hace la señora que limpia la vereda. Ella se ha encontrado un fajo de billetes, todos tienen la cara de un yaguareté flaco. Se siente tan feliz, que no sabe si contarles a todos lo que ha sucedido, o salir a buscar a la persona que lo ha perdido.

En la otra esquina hay una profesora de nivel inicial, a la muchacha se la nota confundida. Su indecisión la hará faltar a su jornada laboral, ya que lleva varios minutos esperando que alguien la lleve. De un momento a otro eso ha sucedido, está subiendo a un auto rojo que la llevara a tener una mañana muy ardiente; y no precisamente por el calor que está haciendo.

La señora ha decidido no devolver el dinero, pagará el resumen de su tarjeta con esos billetes encontrados. No es una oportunidad que se presente todos los días, más sabiendo que a su marido no le reditúa económicamente manejar tantas horas un auto de alquiler.

Son pasadas las doce del mediodía, hay un auto rojo que está llegando a la casa de la señora afortunada, es el mismo automóvil que se llevó la señorita del uniforme con flores por la mañana. La mujer ni siquiera lo ha dejado bajar a su esposo del vehículo, necesita contarle urgentemente de su venturosa mañana.

El hombre la escucha, le da un tibio abrazo, sabe que el dinero encontrado por su esposa fue dejado adrede por la profesora en la vereda, pero no puede decirle la verdad. Sería catastrófico para su mujer enterarse de que el tratamiento facial que se hizo el fin de semana fue pagado con el dinero de una viuda acaudalada.

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1 comentario en “Casualidad”

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