Demasiado

Desearía que los días festivos se inundaran de sonrisas y que las marionetas dejaran de ser soberbias. Aunque ese sea un deseo propio. A la larga se convertirá en una declaración popular.

Por más que intente desafiar al viento fresco que nos ha comenzado a visitar. No solucionaré los problemas egocéntricos que aquejan a las personas simbióticas. Es más, ellos deben ser felices siendo así; de lo contrario, no tiene explicación la cantidad de excremento que deben soportar en sus caras.

Estos días no han sido aptos para desafiar el silencio, pero sí he podido sacarme un aprobado en hidalguía y un siete en paciencia. No son notas que podrían enorgullecer a la mujer que sabe de estrategias, pero tampoco ella me podría condenar al olvido. Sabe que a veces mis nulos conocimientos le sirven para sentirse viva.

Por hoy, no he querido abrir la ventana. Las demagogias que andan circulando por el ambiente no son bien recibidas; he preferido el cariño sincero de los tres animales que me están observando. Tampoco quiero exagerar que ellos son imprescindibles. El hecho de que me acompañen los días que estoy confundido ya es bastante.

 

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