Fin

El olor a encierro de ese lugar no solo había dejado las marcas pasionales de una señorita llena de pecados sobre un colchón viejo. También se podía observar los colapsos mentales que ella tenía en un pedazo de espejo roto.

Tal vez los zumbidos de viejos personajes llenos de poder siguen retumbando en su cerebro o quizás sus deseos de anti hidalguía la habían convertido en alguien que carecía de palabras y también de consejos.

Aunque se haya escapado entre las pocas luces de una noche que llevaba perfume a tormento. Es sabido que algún reno domesticado de alguna pradera impenetrable será su próxima presa. No hay imposible para una persona que ya perdió las caricias de una madre y tampoco sentimientos genuinos para aquellos que buscan aspirar felicidad en el cuarto de un baño oscuro.

Las puertas se han vuelto a cerrar. Todos seguiremos nuevos rumbos. Los de allá serán de acá y los desesperados se inmolarán leyendo los versos de un desquiciado, pero nadie podrá saber qué pasó con aquella mujer que vendía fantasías a muy bajo precio en el costado de una ruta totalmente incierta.

Compartir
Compartir
Compartir

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *